lunes, 16 de mayo de 2011

Yo también quiero pasar "Medianoche en París"

Esos títulos de crédito sobre fondo negro, los nombres de los intérpretes ordenados alfabéticamente y como acompañamiento, exquisita música jazz. Cualquier buen cinéfilo lo sabría: estamos ante una película del gran Woody Allen. He de admitir que he visto la mayoría de las películas del prolífico cineasta neoyorquino y generalmente, todas me gustan. Medianoche en París podría haber sido una sucesión de hermosas postales en movimiento de la “Ciudad del Amor” y una historia para salir del paso. Pero no, el film está a la altura de la exquisita capital gala y nos hace reír a mandíbula batiente gracias a un argumento delirante y difícilmente predecible.


Owen Wilson interpreta a Gil, un hombre que se dedica a escribir guiones para películas comerciales de Hollywood, empeñado en dar un vuelco a su carrera y escribir una novela. Está de visita en París junto a su prometida Inez (Rachel McAdams) y los acaudalados padres de la chica. Allí coincidirán con un hombre por el que Inez siente auténtica fascinación (Michael Sheen) y su novia. No me gustaría profundizar demasiado en la trama a fin de no revelar sorprendentes spoilers. Tan sólo diré que el protagonista cumple uno de los mayores anhelos de cualquier escritor que se precie.
En esta ocasión y al igual que en sus últimas cuatro películas, Allen no ejerce de actor. Como suele hacer en numerosas ocasiones, delega el rol que él interpretaría en otro actor. Para dicha tarea ha escogido al simpático Owen Wilson, que se desenvuelve con una soltura encomiable en el Universo made in Allen. Su personaje, poseedor de una verborrea que ya quisieran muchos e incapaz de desprenderse de esa eterna expresión de alucinado, se mete en el bolsillo al espectador. Junto a él, hay que destacar a las adorables Rachel McAdams y Marion Cotillard, un histriónico y realmente divertido Adrien Brody o Kathy Bates, que haga lo que haga siempre está estupenda.


Mención especial merece Michael Sheen -un actor como la copa de un pino- interpretando a un hombre que otorga un nuevo significado a la palabra pedantería. Y Carla Bruni como la guía del museo está correcta, aunque su papel es pequeño y poco relevante.

Medianoche en París es una película muy recomendable, probablemente no apta para TODOS los públicos, como todos los trabajos de Allen. Divertida y surrealista, rebosa ingenio por los cuatro costados. Tal vez no estoy siendo del todo imparcial, pero cuando se trata de Woody Allen nadie lo es, ¿verdad?


Si Vicky Cristina Barcelona te dejó mal sabor de boca, Medianoche en París es el mejor enjuague posible.

2 comentarios:

S.G. dijo...

Jeje, gran crítica, Maik...

Totalmente de acuerdo contigo en que la película merece ser vista. Y puntualizaría, sin contar demasiado, que aparte de los rostros conocidos, hay unos cuantos otros que hacen un muy buen papel también... Y por supuesto, el guión es magnífico.

Por cierto, lo de "nos hace reír a mandíbula batiente" me ha parecido brutal, jaja.

Un saludo

Finileta dijo...

Había leido muy buenas críticas de esta película. No he visto mucho de Woody Allen, pero lo poco que he visto me ha gustado.
Me la apunto en la lista para ver.
Por cierto, según los medios parecía que Carla Bruni era poco menos que la protagonista y ya veo que, por lo que comentas, no es para nada así. Vaya cosas que nos venden ;))

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